Saturday, February 07, 2009

Mañana te cuento.


Transpiran las manos, el estómago se atornilla, las rodillas no soportan un gramo más, el cuerpo entero se revela ante semejante tsunami de emociones.
Es como el tobogán gigante que estaba en la Ciudad Deportiva de Boca, te daban una alfombra y te largabas, a la velocidad del viento. Por ese entonces, los niveles de responsabilidad estaban en cero, la cuenta de la vida te las va acumulando -las responsabilidades- hasta que un día ya ni siquiera un préstamo del BID te va a ayudar a saldarlas.

Familias de la mano, en bicicletas, rubias, doradas, hasta un estereotipo de la famila Ingalls, ocultan, de seguro la miseria humana. Las salidas tardes, las llamadas perdidas en medio de la noche, mensajes de texto "perdidos" con destinatarios "equivocados". Excusas para tapar un cadaver muerto hace años que ya ni siguiera huele mal, solamente refleja en noches de luna llena, recordandote, como un corazón delator, que allí está y que hasta que no le des "santa sepultura" se va a presentar todas las veces, para seguir pegando ahí donde más te duele.

La recomendación social, muchas veces indica jugar a dos puntas, pensando que el mundo así se arregla. Un doble comando moral que termina de pegarle en las costillas a los más débiles, a los más inocentes. Ojos que nunca podrán mirar directo, palabras vacías y sin sentido, ajenas de color y abundantes en mentiras.

Nadie te asegura estar en el camino correcto, nadie te asegura que estés en lo cierto. Lo que si, el futuro se construye hoy, no mañana, no en 10 meses, las cosas pasan ahora y ya. Las cosas se arreglan hoy, no mañana, no ayer. Sin hoy, no hay futuro. Y para esperar el futuro, hay que estar saludablemente bien.
Hoy empieza otro camino, otro capitulo más. Si estoy seguro? Mañana te cuento.

1 comment:

Ceci Cocho said...

Genial-
Y mas con ese tema de cierre... Piel de gallina...