De un tiempo a ésta parte me di cuenta que no estoy en la vida para cambiarle la visión del mundo a nadie, sino que estoy para crear mi propia visión de la cosas. Tanta pelotudez filosofal, hace que uno intente, al menos por un rato, ser más feliz, un poco más feliz. Desde replantearse la manera de vestirse y hasta para modificar la música y la lectura que uno consume.
Alguien muy sabio de mi entorno dijo "el cambiar de opinión es cosa de sabios".
No te arrepientas de lo que hiciste, girá tu cabeza, mirá para los costados, quizás te encuentres con algo que nunca hubieras imaginado, y ahora te parece el mejor de los placeres.
Bienvenidos a Buenos Aires 2.0, la segunda chance también cuenta, que no se te escape la tortuga.
Mayo 2008, minutos antes de presentar a uno de los nuevos clientes.
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