Y si, para convencer a los locos bajitos de bajar del avión, almorzar algo rápido, algo JAM (prometo abundar) pasamos por el Hotel, Waldor Astoria, que además, estaban Bush, presidentes de republiquetas y nuestro queridísimo presidente Kirstchener, algo así como el colmo de un argentino...irse de vacaciones a NY y encontrarse con toda la comitiva...algo que no me pasó... de tomos modos, nos registramos, dejamos la valija y nos fuimos con paso acelerado entre las calles de NY enfilando para Central Park buscando el Zoo de Madagascar.
PReguntando por las calles, a los policías, a los hindues que venden panchos y pinchos, a los coreanos que venden frutas, como llegar al Central Park. El sol suave, nos entibiba la tarde, entre tanto y tanto, unos vientos fuertes y frescos sacudían nuestros alocados cuerpos caribeños (imaginate 1 año sin saber lo que es un buzo). 3.30 nos encuentra en el central park, un lugar super verde en medio de toneladas de concreto, un oásis para los pulmones y para los inquietos que quieren sentirse en naturaleza pero en el medio de Manhattan. Pasamos por el Carrousell, parada obligada, 2 dólares por cabeza y un órgano con música típica, Tatín de Parque Chacabuco hubiera quedado flasheado con la antiguedad y lo bien conservada de la calesita.
Ya pasados las vueltas en caballos y animales que se mueven sin ir a ningún lado, los 4 Fantásticos nos aventuramos en las entrañas del Central Park en busca del Zoo perdido.
Excusme Lady, Please Where is the Central Park Zoo? Ohhh yes, yes, take in the right and go down. Primera caminata fallida. Vuelta en circulos. Terminamos en el mismo lugar, frente a la pista de patinaje ahora convertida en algo para una fiesta de música electrónica.
Excuseme, Man, Where is the Zoo? Ok, well, take for this road and go down for your right.
Segunda caminata fallida, terminamos frente a un montículo de bosta que largan los caballitos que te llevan a dar la famosa vuelta en mateo.
La tercera es la vencida. Típica mujer gringa, rubia, casual, con su hijito, no solo nos indica, sino que nos acompaña al Zoo del Central Park. La misma fachada de Madagascar, pero sin cebras ni leones, solo algún pinguino y otro animalote de agua. Igual los chicos disfrutan, pero hay que salir rápido, el Zoo cierra temprano, parece que el sindicato de animales tiene convenio especial eight to five...tu sabes.
Emprendemos la retirada, llanto, donde esta melman, y gloria? volvemos casi con las rodillas partidas, zigzaguendao entre ejecutivos, tecatus, y todas las fieras de new york. Frente al hotel, a modo de oásis, un Starbucks, aparcamos los 2 strollers, pedimos capuchinos, jugos y muffins.
El de la caja, percata que mi inglés es como el de Montalvan, pero no el de la isla de la fantasía, sino el de Manolo Montalván, un cantante de poca monta argentino. Y así, como si fuera un spot de CNN en español, el tipo me comenzó a hablar de las acciones del BBVA en Wall Street y la cotización, y las subidas y el tipo de cambio, todo por que vió mi humilde Visa BBVA Puntos, elemento crucial para ir por el mundo sin cambiar efete.
Pasado el anáilis cambiario, nos cruzamos, cazamos la jaliva y nos fuimos ala habitación 716, la que da al frente del edificio Colgate-Palmolive, sobre Lexington. El Waldorf, una ensalda para el ojo advisor, excelente pieza arquitectónica con fantasmas de la realeza mundial en su interior.
Llegamos, baño general para todos, TV, y Cars para los niños mientras los padres decidíamos que hacer en la noche. Cansados, servicio a la habitación y a comerse la vida que mañana, nos seguía el trip y teníamos todavía mucho para conocer.